lunes, 30 de noviembre de 2009

A day with the Boys de Clu Gulager


En su enfoque audaz, poético, Clu Gulager las arregla para incluir una década de experimentación en un rápido y económico cortometraje de no mas de 20 minutos. Las imágenes se disuelven y se congelan convirtiéndose e algo parecido a una pintura. Los contrastes son altos, la iluminación calida pero intensa, creando un ambiente extraño, un espacio cercano a un sueño que al irse desenvolviendo la historia parece mas ser una pesadilla. Gulager también utiliza diferentes velocidades de cámara, e el grano de la película para lograr sus efectos, técnica que nunca se había visto antes. Laszlo Kovacs "encargado de la fotografía, convierte una historia no tan relevante en un relato poderoso excéntrico, inquietante y mejor aun convincente, dejando claro que el verdadero argumento de la historia no es la temática en si sino la cuestión visual y sensoria por parte del espectador. 

  Lejos de pretensiones , este documental experimenta con un sin fin de técnicas creativas que recargan el interés sobre lo meramente visual en su gran mayoría, además de una perspectiva completamente diferente ante un grupo de niños que pueden llevar una supuesta inocencia a grados exponenciales de violencia. Ver este documental se convierte en algo bastante perturbador.

There’s no dialogue, just marching music, which makes it seem kind of like a Vietnam allegory.  Legendary cinematographer László Kovács really makes this film what it is.  It’s so psychedelic—saturated with slow-motion sequences, solarization, and freeze-frames.  Images dissolve and bleed into one another and turn into paintings.  It’s a great example of super-creative late-60s avant-garde filmmaking.

Me gusta el tema controversial que trata y como lo presenta. Nos vende la idea de una historia feliz para después volcarla frente a nuestros propios ojos, un grupo de pequeños niños que recorren las calles, en constante peligro de las situaciones que se es puedan presentar, terminan resultando el verdadero peligro de los peatones que recorren la ciudad. Las expresiones violentas, combinadas con las sonrisas alegres del señor a quien secuestran, juegan con nuestra mente en repetidas ocasiones. La música y la gama de color, nos distraen de la violencia que estos personajes cometen, de la barbaridad de su acto, justamente para que la caída al final sea aun mas dura y sorprendente. Lo ultimo que pensaríamos de aquellos menores inocentes , es lo que pasa al final. Orgullosos de enterrar personas vivas, nos paseamos por el resto de aquel bosque siniestro de imagen tentadora pero dudosa viendo los restos, de sus desafortunadas victimas anteriores.

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