martes, 27 de octubre de 2009

Resnais entre “La noche y la niebla”

". . . We pretend to take up hope again as the image recedes into the past,
As if we were cured once and for all of the scourge of the camps.
We pretend it all happened only once at a given time and place,
We turn a blind eye to what surrounds us
And a deaf ear to humanity's never-ending cry.
"

Jean Cayrol



Alain Resnais , director francés cuyos trabajos previos se consideran parte de la nueva ola francesa , a pesar de su larga y fructífera carrera Resnais es principalmente conocido por “Night and fog” de 1955, “Hiroshima Mon Amour” de 1959 y “Last year at Marienbad” de 1961.

“Night and fog”, fue uno de los primeros documentales que se hicieron sobre el Holocausto. Tan solo unos años habían pasado y las emociones seguían a flote. Resnais elige acercarse poco a poco a la situación, de manera indirecta, pues el peso de los acontecimientos era exagerado y temía que fueran a sobrecargar la situación al punto al que pareciera irreal e incomprensible para el espectador. Cuando la luz del sol de mediodía es tan fuerte que nos deslumbra los ojos, no debemos mirarlo a él directamente, sino a través de algo o hasta del mismo reflejo de esta sobre algún objeto.

Un tema tan delicado y tan fuerte debía de aproximarse poco a poco, como si rodeáramos la zona sin atravesar por el centro.  Las tomas de campos de concentración vacios como se veían en los años cincuentas, lugares en donde ahora crecen flores y el sol ilumina, hace unos anos eran el escenario perfecto de lo más cercano al infierno. Movimientos de cámara suaves y lentos, que nos van transportando al lugar. La cámara no se detiene, porque a pesar de que no estamos viendo la situación tal cual, estamos paseándonos por aquellos lugares en donde se vivieron las peores pesadillas, parar con la cámara seria una experiencia aun más dolorosa, parar significaría detener y afrontar. Resnais de la forma más sutil e inteligente, nos lleva y nos pasea por estos lugares que ahora permanecen callados y tranquilos, gozando de una paz bien merecida.

Poco a poco nos vamos a adentrando mas y mas, lo que parecería una seria de tomas de ex escenarios de guerra, comienza a ser un recorrido en donde jugamos con el ayer y el hoy, lo que alguna vez fue de un campo de concentracion.

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No necesitamos ver los videos de tortura literal, pedazos de cuerpo cortados y rojos vivos de sangre que devoran la pantalla, con tan solo entrar a las "clínicas" y ver por unos segundos lo que había dentro de ellas podemos dejar que la mente se haga cargo del resto y sentir el sentimiento más desagradable y grotesco invadirnos por completo. Las antiguas recamaras en las que metían a un sin fin de personas, aun siguen transmitiendo esa tristeza y soledad que se vivía y se alimentaba de ellos día con día, todavía las camas de madera vacías, las esquinas y las marcas en las paredes que alguna vez se hicieron hablan por só mismas y nos hacen pensar en quien pudo a ver sido aquel que las hizo, que anhelo con todas sus fuerzas volver a la vida que se le arrebató, a la cual nunca pudo regresar.


Las imágenes comienzan a ser más constantes, acompañadas de una música, que ligeramente toca las emociones. Resnais, comprendió el golpe psicológico que fue e periodo del holocausto, una época de trauma, en donde sucedían cosas que nunca nos podríamos imaginar. El punto era hablar por la situación, dar voz a esta injusticia y a todos los que fueron víctimas de ella, se dio cuenta, que lo que parecería el método más funcional para generar un mensaje y una conciencia en el espectador, no sería mostrar la imagen tal cual, que como lo explique anteriormente satura al efecto y lo anula por completo, nos volvemos perceptivos a un montón de imágenes con carga visual realmente dañina, pero que al final terminan por no provocar nada. En su contrario la clave se encuentra en la imagen que implica una situación y un significado, la imagen que no muestra del todo, para permitir a la mente completar el resto y así llegar al nivel máximo de terror y obscenidad que una imagen no es capaz de transmitir por sí sola, si no pasa por nuestro propio sistema de interpretación.

Es justamente el planteamiento de la realidad que podemos ver, el que provoca muchas más emociones y sentimientos encontrados con solo una primera vista. No es lo mismo ver una bodega con miles y miles de cuerpos de mujeres rapadas que ver una bodega con un cerro de pelo, que nos dejara pensando, de cuantas mujeres será el pelo de ese lugar, cuantas mujeres murieron para que ese cerro sea tan grande y voluminoso.


Las imágenes del final, comienzan a ser cada vez más estridentes, material original, perfectamente selecto, en donde sentimos por fin el golpe completo de la soledad y la desesperanza de la vida. Resnais, nos empuja poco a poco, sin que nos demos cuenta, hasta entrar al infierno completamente hasta el final.

La ultima toma en la que vemos una parte del campo de concentración, en ruinas, y nos acercamos con la cámara que aparece flotar como una presencia ajena, se acerca y luego camina hacia atrás para no dejarnos entrar. Como si tocáramos el agua del dolor, sin nunca tomar de ella. Una excelente forma de acabar el documental, dejar el espacio, pero siempre a sabiendas de que el escenario y el espacio estarán ahí , para quienes vean una ruina de lo que algún día fue algo, o para quienes vean y escuchen a la gente que termino su vida ahí.

 

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